Un lugar seguro...

-Pues solo de paso a la casa de los gemelos, proque ya no los he visto ultimamente

Siguió su caminata, aunque de a unos pasos cerca d eun arbol, de una madriguera corrieron un par de conejitos chiquitos que se acercaro a ver a los dos chicos. Movían sus naricitas esperando recibir atención o al menos ser notados.

Seguí meditando cuanta llúvía podía esperar del cielo nublado, cuando notó que el chico ya no le seguía, se giró encontrandose con una escena digna de una fotografía, se acercó un poco más adelante que el chico.

-Hablando de gemelos -levantó al par para acercarlos

Los conejitos como si nada se dejaron cargar y al neter al muchacho más cerca pusieron sus patitas negras sobre la mano del chico moviendo sus naricitas aun como un saludo.

-Son hijos de una vecina, que como veras no paran de curiosear

Se sonrió

-Para nada, ya era un conejo adulto, aunque aun siguen siendo lindos

Uno de lso conejitos se acerco a Jack pidiendo ser cargado, se sentó en piso y lo tomo entre sus manos, le dio un besito en las orejitas, par aluego solo acariciarle.

-Además se ve medio de susto un conejo en sus dos patitas, saquillo y sombrero

Sonrió mirandole reír... era extraño, la risa había empezado algo grave par avolverse cristalina, uan risa inoscente y que extrañaba salir.

-Tienes una risa muy bonita -dijo como no queriendo la cosa acariciando la cabecita del conejito.

Una bonita pegó en su naricita rosa y como si fuera el llamado de su madre, los dos conejitos salieron disparados a su madriguera.

Se sacudió la ropa al levantarse.

-Si, ya va a llover -miró el cielo recibiendo una gotita en la mejilla- uhmm... hablando de

Abrió la sombrilla para cubrirse.

-Mañana veras como salen y podrías venir a verles, si no es que ellos de van a buscar a tí -sonrió

Claro... el día del conejo, muchos conejitos se apilaban en su puerta apra esperar zanahorias y cositas así.

-No! Si tu les haces algo, entonces si temeran

No se incomodo con la cercanía, a diferencia dle chico, el amaba la lluvia y más la de primavera, refrescaban todo, y aun en tiempso de frios, le encantaban, le daban la oportunidad de meditar y tomarse su tiempo.

-Aqui los conejos son más confiados

-Claro que si

Siguió caminando, hasta llegar a la casa d elso gemelos, aunque... como sospechaba no había nadie, quizas estarían jugando por los jardines de palacio, o algo parecido.

-Creo que no están pero sigamos al territorio del té