¡Por fin! Encontró la salida al laberinto. Respiró profundamente el ligero viento que soplaba y expiró, aliviándose por completo al haberlo conseguido al final. Fue entonces cuando miró hacia los lados y se dio cuenta de que no tenía ni idea de dónde se encontraba, para variar. Se encogió de hombros y echó a andar, hasta llegar a la orilla de un lago cristalino.
Sonrió al observar los curiosos peces, de colores tan vivos. ¿Cuál era su historia? Aquí todo poseía una, bien interesante.