Brincando

Su pequeño culito respingon, acabado en una colita suave y blanca de liebre, sobresalia de la madriguera de forma juguetona, solo cubierto por unos shorts que dejaban bastante a la imaginacion.

-Ay!- se quejó saliendo de la madriguera -aqui tampoco esta -¿donde dejaria yo mi porcelana buena?- entonces se dió cuenta de que habia alguien mas allí.

Se alborotó un poco los cabellos para volver a arreglarlos, no encontraba su reloj de bolsillo y se volvería loco si no lo hayaba.

-Eso mismo me pregunto yo d emi reloj -soltó al ver al chico husmear en una peuqeña madriguera cerca de su casa

-¿Reloj?- preguntó sonrojandose, mirando al chico de arriba a abajo.

-¿Puede ser este?- sacó del bolsillo de su pantaloncito un reloj de cuerda antiguo y bonito, que enseñó al conejo a ver sie ra eso lo que buscaba, claro que lo mantuvo lejos de él porque le daba verguenza.

Se encuclillo cerca del otro tomando el reloj, se sonrió de lado y negó.

-No, no es mi reloj, el mio es plateado y con cadena tambien plateada

No era un reloj muy impresionante como el que se le dibujaba en lso cuentos, depués de todo solo había sido un regalo del otro mundo.

-No se donde lo deje -suspiró

Y se sentía culpable por ello, quizas se le había caido del bolsillo cuando se había quedado un rato bajo los arboles.

Miró al conejo un poco desesperado y le dió su reloj, pues el que le habia enseñado era suyo, pero él tenia muchos, asi que le daba igual.

-Toma, te lo regalo- le sonrió dandoselo.

Le cerró la manita con el reloj en ella.

-No, el tiempo es muy especial para cada uno, aprecía el tiempo y creeme tengo bastante relojes, pero este es diferente así que no me puedo dar el lujo de perderlo

Se puso en pie acariciandole los cabellos.

-Que te parece si te ayudo a buscar -miró alrededor

-Como quieras- sonrió contento, moviendo su rabito de liebre -pero yo estoy buscando mi porcelana buena ¿donde la habre metido?- y tras eso volvió a meterse en la conejera, quedando solo su culito respingon fuera de manera sugerente.

Se encuclillo viendole.

-¿No esta en tu casa? -se sonrió divertido- Aunque no creo que lo encuentres allí

Se levantó sacudiendose las rodillas, mirando por todo el lugar, prefería no verle, ya que no aseguraba que pasaría por su mente perversa.

-He buscado en mi casa y en casa de mi querido sombrerero tambien- se oyó su voz amortiguada por el agujero donde estaba metido, del cual salió algo sucio pero sin nada -aqui tampoco esta !ay, dios! donde la habré metido...- suspiró tristemente, levantandose despues y sacudiendose la tierra de las orejas.

Sacó un pañuelo blanco con el cual empezó a limpiarle la carita, volvió a guardarse el pañuelo.

-Veamos... no recuerdas que hiciste antes de guardarla?

Miró a todos lados lados y se encamino a la cerca de arbolitos, haciendolos aun ladito buscando a ver si veía algo entre ellos.

-Recuerdo que tomé un chocolate en mi vajilla- le contó siguiendole y poniendose a su espalda para no molestarle -y luego la lavé y me la guardé, pero despues no se donde, ni que hice con ella, ais! es mi mejor vajilla!- se lamentó sollozando.

Se acercó a la liebre tranquilo, y deslizó su mano por su costado ahsta el bolsillo, donde metió la mano como buscando algo y de ella sacando una tacita...

-¿Es parte de tu vajilla? -se sonrió de lado mirando al chico.

-Ah...si...- respondió, mirando su tacita blanca inmaculada -¿la tienes tu?¿la has encontrado?- solo de pensar en que habia sido hallada su vajilla se ilusionó y sonrió.

-Solo hay que saber buscar

No faltó anda en que toda la vajilla estuviera completa.

-Solo ya no la pierdas, quien sabe que le podría pasar -le sonrió

-Mi vajilla!- la abrazó con cuidado, muy feliz de encontrarla, riendo y dando saltitos -gracias! la has encontrado! que bueno eres...-

Antes de nada guardó su vajilla en una cubretetera que llevaba anudada como una bolsa a la cintura, con cuidado de contar todas las piezas y feliz de que estuvieran bien.

-Muchas gracias!- una vez estuvo llena la improvisada bolsa se abalanzó sobre el conejo y le diño un gran beso en la mejilla -¿como podré pagarte esta gran ayuda?-

-mmmm creoq ue ese beso fue suficente! -se rió

Le acarició el cabello.

-No hay problema, solo a la proxima dejala en un lugar que puedas ver -puso las manos en la cintura viendo a la liebre.

-Claro, pero...- se echó las manos a la espalda y movió un pie en el suelo, sonrojado como una colegiala -me gustaria pagarte el favor que me has echo...¿seguro que no tengo nada que te pueda interesar?- se acercó insinuante, rogandole con la mirada.

Se acercó de nuevo a sus labios mirandole a lso ojos.

-Ya me pagaste, precioso -le susurró

Se levantó para caminar a su casa.

-Pero si me acompañas a la metienda, quizas lo piese -le invitó a entrar.

-Por supuesto- brincó detras de él, pasando delante suya con una risita graciosa que indicaba lo amlvado que podia ser a veces.