Habia cambiado su trato, ahora era amable, podia sentirlo en su trato y sus caricias.
-No soy primeriso!- se quejo con un puchero entre los labios del otro. Era cierto, era su primera vez, y bueno, estaba a punto de hacerloc on un extraño... exitante verdad?, para el lo era, pero la vez...a terrorisante.
Las manos del muchacho lo calmaban, y el peso encima suyo dismunuyo, dejandolo respirar mejor, claro esta, en el lapso de tiempo que sus ansiosos labios le dejaban.
Las manos curiosas se deslixzaban sobre su piel, incitandolo a tocarlo tambien, acariciando su nuca suavemente al abrazarse a su cuerpo.