Sin llegar a ningún lado

Sin poder creer aún todo aquello, llegó a un bosque totalmente extraño. Le asustaba estar solo allí, los frondosos y raros especímenes vegetales tapaban cualquier resquicio de luz, lo que hizo que temiera cualquier sonido que salía de cualquier parte de aquel bosque que había aparecido de casualidad.

Tal cantidad de color le tendría que tranquilizar, pero en vez de aquello, le intimidaba en sobremanera.

¿Cómo salir de ahí? Estaba hambriento y no confiaba en que aquellos frutos fueran comestibles. Miró hacia los lados temeroso y no vió ninguna salida aparente. Se detuvo, ahí enmedio, y se encogió en sí mismo, muerto de miedo.

La vide se le iba en solo caminar y sus pasos le llevaron al jardin, donde escuchaba a la naturaleza que tanto lograba carlmarle

Siguiendo con su camino, vio a lo lejos una sombra, primero sintio un escalofrio por lo raro que resultaba ver sombras humanoides en un bosque a esas horas, pero tras esto, se acerco y observo al joven castaño

Hola-saludo, calmado para transmitirle el mismo sentimiento

Se asustó levemente al oír la voz del muchacho, pero tras cerciorar que realmente se trataba de un ser humano se tranquilizó. Después de las cosas tan extrañas que había por ahí, el toparse con un desconocido era lo menos que le podía asustar de todo.

Le miró, ladeando ligeramente su cabeza para sonreírle y transmitirle que no suponía ningún daño por su parte. Quizás estaba tan perdido como él.

- Hola... - acabó susurrando.

Se acuclillo frente a el y le tendio un pedazo de pan que llevaba con el dentro del morrar que ahora acostumbraba llevar

Saco un cigarrillo y lo encendio, sentandose ahora a su lado y expulsando el humo lejos del otro

Soy Drake, mucho gusto-

Cogió el pan algo dudoso pero realmente hambriento, algo sorprendido por la acción del chico. ¿Tanto se veía en su cara el hambre que llevaba consigo? Su estómago habló por él rugiendo levemente. Se sonrojó ante aquello y se llevó el trozo de pan a la boca, mordiéndolo lentamente.

- Soy... soy Yves. Gracias. - le miró a los ojos, mientras mordía un poco más del pan.

De nada Yves-le sonrio esta vez amistoso y como siempre, con su matiz de coqueteria-si quieres mas aqui tengo, no seas timido ¿vale?

Dio una calada mas a su cigarro, dejandole comer en paz

Le sonrió, con el trozo de pan delante de sus labios.

- Muchas gracias, de verdad. Estaba muerto de hambre. - se sonrojó ligeramente y rió. - ¿Tanto se me notaba?

Miró al morral, algo preocupado. Separó el panecito de sus labios e hizo ademán de partirlo en dos, mirando al chico.

- Estás seguro de que tienes más, ¿no? Podemos compartirlo - sonrió con suavidad. - Me estoy aprovechando...

Solo un poco-respondio con gracia y con un gesto de su mano, le impidio que partiera en dos el pan que estaba comiendo, tomo su morral y se lo mostro, tenia otro pan mas

Hace no mucho que comi, asi que no te preocupes, no tengo hambre-le revolvio calidamente el cabello castaño

Aprovechate mientras puedas, que no siempre me dejo-

Le sonrió ampliamente, ligeramente aliviado, ya que tenía mucho hambre.

- En tal caso, he tenido suerte si te he pillado en un buen mommento. - ladeó su cabeza y amplió su sonrisa.

Miró el pan con hambre y le dió un gran bocado, sonriendo satisfecho. No sabía quién era aquel hombre, pero en aquel preciso instante aquello era lo que menos le importaba. No sabía qué podría contener aquel pan, pero aquello tampoco le importaba, por lo visto.

- Gracias. - murmuró, antes de darle otro bocado.

No ha sido nada, tranquilo-le tendio el otro pan para que se lo comiera y el siguio fumando tranquilo, no podia pasar mucho tiempo sin un cigarro en la boca

¿De donde vienes?, digo, de la tierra-pregunto-yo soy estadounidense

Rechazó el pan, no quería aprovecharse demasiado del pobre muchacho.

Le miró sorprendido.

- ¿Estadounidense? - sonrió ampliamente, abrazándose las piernas. - Vaya, eso es demasiado grande.

Ladeó su cabeza y le miró algo nostálgico al recordar de dónde provenía.

- Soy francés. De Lyon, para ser exactos. - incrementó aquella mirada al recordar su ciudad. - Echo de menos todo aquello... Todavía no me creo todo esto.

Bueno, un poco mas especifico, de nueva york-su mirada encontro la otra, melancolica y le acaricio la cabeza-¿has dejado a muchos en tu hogar?

¿A muchos...? Cerró los ojos y lo primero que se le vino a la mente fueron las largas estanterias que formaban la biblioteca de aquella lujosa mansión. Abrió los ojos y suspiró.

- Bueno... No a tantos... - ladeó su cabeza y sonrió al chico.

Era extraño... Que no echara en falta nada más que aquello.