Solo Rojo

Caminaba dando pequeños brincos de liebre, con un ramo de nomeolvides rojos en la mano que iba a dar a su majestad el rey de corazones, claro que por el camino se entretuvo mirando las flores y saludando a las mariposas, que se posaban sobre sus orejas largas y blancas, aunque desaparecieron cuando tropezó con su propio pie y cayó al suelo de forma un tanto comica.

Cmainaba con sus manos en la espalda, se sentí bien, era un día tranquilo, se acomodo la mascara sobre su cabeza, no tenía ganas de llevarla puesta.

Se saltó un ceto de flores sin trabajo y riendose un cuando cuando le falló el tipo y calló de pompas, se levantó limpiandose.

-Majestad!- él aun seguia en el suelo cuando apareció el rey de corazones, pero de brinco se puso en pie y tras hacer una enorme reverencia delante suya le ofreció el ramo de nomeolvides rojos que habia salido ileso.

-Son para usted, mi gran rey de corazones- aun inclinado delante suya -con todo mi cariño y admiracion-

Miró al chico... bueno liebre, tomando el ramo de flores, sonrió sintiendo el aroma de aquellas bellas flores.

-Muchas gracias -Le abrazó dandole un besito en la frente

Dejó las flores en la jardinera, no quería que se le maltrataran.

Se sonrojó ante el beso del rey y se quedó abrazado a él, quiza quisiera su compañia y algo mas, lo cual le haria muy feliz, sino se iria contento de que le hubiera recibido.

-Dime -se soltó con tranquilidad sin ser grosero

Se sentó en la jardinera

-A que haz venido, liebre? -le miró con una sonrisa.

-A darle estas flores tan lindas a su majestad, como no- se ruborizó un poco, pero mantuvo su pose erguida -y si su majestad quiere estar un rato hablando conmigo o simplemente en mi compañia, me hará un gran honor- se sentó a sus pies.

-Creo que estar solo con una persoan sin hblar es aburrido

Tomo als flores de nuevo, en serio eran hermosas, se sonrió de lado.

-Son algo precioso, tardaste mucho en recogerlas? -le miró

-Un poco, majestad, pero a mi me pareció un tiempo muy bien empleado, ya que las recogí para usted- miró al rey de corazones embobado, de verdad era guapo -¿le gustan, en serio? si lo desea le traeré mas, o cultivaré en mi huerta, lo que usted quiera...- suspiró.

-A la proxima deberías traerme otras flores, y a la siguiente vez otras, eso le daría más emoción a la bosqueda

Sacó una de als flores y se la puso entre los cabellos de la liebre, riendose un poco.

-Así te vez muy lindo

Se sonrojó, no esperaba ese gesto del rey de corazones.
-Gracias, majestad- sonriente bajó la cabeza tapando su rojez, con los aires propios de un niño pequeño timido e inocente, aunque de esto ultimo tenia mas bien poco.

-Entonces asi lo haré, majestad- respondió sin mirarle, su vista clavada en la hierba -si lo desea...-

Le miró como esperando la continuación de lo que diría

-Si lo deseo??? -se sonrió- o deseo muchas cosas, entre ellas deseo salir de aquí e irme a comer algo con el sombrerero, o irme a jugar con Chaz, tengo muchso deseos, ¿es acaso que la liebre ahora se cree genio? -se rió en broma

-No, majestad...- le miró vergonzoso, ruborizado de una forma coqueta y graciosa -pero si usted lo desea...esta liebre servicil le hará lo que quiera...- se acercó a cuatro patas hacia él, con las orejas gachas en sumision -porque le quiero, majestad, puede que no con todo mi corazon y alma, pero usted...usted me dió lo que tengo...-

Deslizó su dedo desde la garganta hasta el menton de la liebre.

-Soy un ser frío y poco impulsivo, querida liebre -se sonrió- Además que lo que quiero no creo que serías capaz de cumplirlo

Se acomodo el cabello.

-Pero soy capaz de cumplir otros deseos, majestad- se acercó con las orejas gachas en actitud sumisa y frotó la cabeza contra el hombro del rey, medip subiendosele encima descaradamente, rodeandole el cuello con sus brazos.

-¿No tiene usted deseos que esta liebre peuda cumplir con su pequeño cuerpo?- le sonrió tentandole, moviendo su colita conejil.

-Uhmm, no, ya me lso cumplen -le guiñó

Pero... le planto un beso en sus delicados labios, besandole bastante bien, abusando un tanto del otro terminando sobre de él.

-Pero la compañía siempre es agradable -le beso la frente levantandose y ofreciendole la mano.

-Que rabia...- disgustado al oir que ya cumplian sus deseos a punto estuvo de mandarle de una patada al castillo, se sentia enfadado, pero no era de buena educacion asi que aceptó su mano y se levantó arreglandose la ropa y levantando las orejas, ya no queria jugar -entonces le haré compañia, majestad, si puedo hacerlo...-